La creciente integración de la inteligencia artificial en la vida cotidiana ha abierto un debate sobre sus implicancias psicológicas, especialmente en el ámbito de las relaciones humanas y el duelo. En una entrevista realizada en el programa *Mañana inteligente* (AM 770 Radio República y YouTube), la psicoanalista Paola Preve ofreció un análisis crítico sobre el uso de chatbots de IA para afrontar el fracaso amoroso y la pérdida de seres queridos, dos fenómenos que, según explicó, reflejan una misma problemática: la dificultad de procesar la ausencia.

Según lo expresado por Preve durante la entrevista, el uso de IA en estos contextos surge como una respuesta a la incapacidad de elaborar el duelo, ya sea por la ruptura de una relación o por la muerte de un ser querido. La especialista destacó que, en ambos casos, la tecnología ofrece una ilusión de continuidad, y evita que las personas enfrenten la realidad de la pérdida. Este fenómeno, advirtió, puede obstaculizar el trabajo emocional necesario para superar el dolor, ya que la IA actúa como un "cebo" que atrapa a los individuos en un estado de negación.

Preve profundizó en esta idea al referirse a los conceptos freudianos de duelo y melancolía. Según explicó en *Mañana inteligente*, el duelo permite, con el tiempo, aceptar la pérdida, mientras que la melancolía implica un estado en el que el objeto de afecto nunca se pierde del todo. La IA, en este sentido, perpetúa la melancolía al mantener viva una presencia ficticia, impidiendo que el individuo avance en su proceso de elaboración. 

Como en Black Mirror

Como ejemplo, mencionó el episodio de *Black Mirror* titulado "Be Right Back", donde una recreación de IA, incluso con un cuerpo físico, no logra reemplazar la conexión humana auténtica, convirtiéndose en algo distinto a la persona que se perdió.

La psicoanalista fue enfática al desaconsejar el uso de IA para "recuperar" a seres queridos fallecidos. Durante la entrevista, subrayó que estas recreaciones digitales interrumpen el proceso natural del duelo, que incluye el olvido selectivo y la aceptación de la ausencia. Las recreaciones de IA, en cambio, generan un "fantasma" que puede afectar no solo al individuo, sino también a las generaciones futuras, al perpetuar una presencia artificial que nunca permite cerrar el ciclo del dolor.

El análisis de Preve también abordó el uso de chatbots de IA en relaciones románticas fallidas. Según su perspectiva, compartida en *Mañana inteligente*, estos dispositivos se enmarcan en una lógica que promueve "gratificaciones solitarias", evitando que las personas confronten los conflictos reales de sus relaciones. Los chatbots, al carecer de contradicción, se convierten en un sustituto de la conexión social genuina, reforzando creencias existentes y evitando el crecimiento personal que surge de resolver problemas en pareja.

Preve advirtió que los chatbots de IA no son personas, sino herramientas tecnológicas diseñadas para mantener la participación del usuario. En la entrevista, se mencionaron las regulaciones como las de California, que exigen que los compañeros virtuales para adolescentes revelen su naturaleza no humana. Sin embargo, reconoció que estas medidas no siempre son efectivas, ya que las personas pueden desarrollar una dependencia emocional de la IA, confundiendo su interacción con una relación real.

Para quienes consideran usar chatbots de IA para soportar sus problemas de pareja, Preve recomendó abordar primero los conflictos subyacentes. Según su análisis en *Mañana inteligente*, un psicoanalista puede ofrecer orientación para navegar estos desafíos, ayudando a las personas a encontrar recursos internos en lugar de depender de sustitutos artificiales. Es fundamental, según explicó, identificar los fallos en estos sistemas para lograr el proceso de elaborar sus pérdidas.

En un mundo donde la tecnología avanza más rápido que la capacidad de procesar sus consecuencias emocionales, el análisis de Paola Preve invita a reflexionar sobre los límites de la IA en la vida afectiva. Su perspectiva, compartida en *Mañana inteligente*, subraya la importancia de priorizar el trabajo emocional genuino sobre las soluciones artificiales, recordando que el amor y la pérdida son experiencias humanas que requieren ser vividas, no simuladas.

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