Por Sebastián Di Domenica. A finales de 2025, la batalla por el liderazgo en inteligencia artificial se ha consolidado como la competencia geopolítica más importante del siglo XXI, con implicancias que trascienden lo tecnológico para definir el futuro del poder económico y militar global.
La disputa entre Estados Unidos y China por la supremacía en inteligencia artificial ha alcanzado el mayor punto de competencia. Ambas potencias comprenden que quien domine esta tecnología no solo controlará la innovación del futuro, sino también las estructuras de poder económico y las capacidades militares estratégicas. Esta competencia ha dejado de ser una carrera tecnológica para convertirse en una lucha por la hegemonía del siglo XXI, donde cada avance representa ventajas decisivas en múltiples dimensiones del poder global.
Estados Unidos mantiene su liderazgo en investigación de vanguardia y continúa dominando la producción de hardware crítico, especialmente en el desarrollo de chips avanzados. Sin embargo, su modelo presenta una contradicción: mientras pregona los valores de la innovación abierta, el poder tecnológico está concentrado en un pequeño grupo de empresas que, aliadas a la Casa Blanca, operan sistemas cerrados para proteger su ventaja competitiva. Esta centralización ha generado una estrategia híbrida que combina la inversión público-privada con el establecimiento de estándares internacionales y alianzas globales.
China, por su parte, ha demostrado una capacidad de avance vertiginosa que ha sorprendido a los observadores internacionales. En 2025 logró desarrollar modelos de lenguaje que en algunos aspectos superaron a los estadounidenses, esto a pesar de las restricciones impuestas por Washington para el acceso a chips avanzados. La estrategia china combina inversión masiva en infraestructura de datos y capacidad de cómputo con una planificación estatal que integra la IA como pilar fundamental de su modelo de autosuficiencia tecnológica. Su sistema político centralizado le permite un control férreo sobre el desarrollo y la implementación de estas tecnologías, con una población de más de mil millones de usuarios cautivos de sus sistemas.
India: la tercera vía de la IA
En este escenario bipolar emerge India (con 1450 millones de habitantes) y como el tercer jugador crucial, posicionándose a su vez en el tercer lugar de competitividad global en IA según índices recientes. El modelo indio presenta características únicas que lo diferencian radicalmente de sus competidores: un ecosistema descentralizado de startups, una diversidad cultural y lingüística incomparable que genera conjuntos de datos extraordinariamente ricos, y una infraestructura digital pública como IndiaAI que democratiza el acceso a GPU, modelos y plataformas para empresas emergentes, universidades y pequeños emprendimientos.
Tal como señaló el embajador de India en Argentina, Ajaneesh Kumar; la India propone para la IA la filosofía Vasudeva Kutumbakam: "un planeta, una familia, un futuro"
La estrategia india se fundamenta en un enfoque radicalmente diferente: "IA para todos". Mientras Estados Unidos y China compiten por la supremacía técnica y el control de mercado, India propone un modelo inclusivo que prioriza aplicaciones prácticas en salud, agricultura, educación y gobernanza, con especial énfasis en comunidades con menos recursos y países en desarrollo. Esta visión ha convertido a Nueva Delhi en un mediador natural entre las grandes potencias y en portavoz de las naciones que tradicionalmente han quedado al margen de los debates tecnológicos globales.
La Cumbre AI Impact que se celebrará en Nueva Delhi en febrero de 2026 representa un momento decisivo para consolidar esta visión alternativa. Será una de las primeras grandes cumbres globales de IA en un país del Sur Global, ofreciendo una plataforma sin precedentes para voces habitualmente excluidas de estos debates. El evento incluirá desafíos globales como "AI for ALL", "AI by HER" y "YUVAi", diseñados para fomentar soluciones lideradas por mujeres, jóvenes y comunidades diversas de todo el mundo, priorizando el impacto real sobre la competencia técnica.
Esta cumbre no es solo un evento diplomático, sino una declaración estratégica que posiciona a India como arquitecto de una tercera vía en la geopolítica de la IA. Mientras Washington y Beijing pelean por la hegemonía tecnológica con modelos cerrados y centralizados, Nueva Delhi propone un paradigma de cooperación multilateral, gobernanza responsable y desarrollo equitativo. En un mundo donde la inteligencia artificial redefinirá las relaciones de poder durante las próximas décadas, el modelo que finalmente prevalezca determinará no solo quién lidera tecnológicamente, sino qué tipo de futuro construiremos colectivamente.
