El anuncio de Amazon sobre recortes significativos de personal, que oscilan entre 14.000 y 20.000 puestos de trabajo, generó un impacto mediático inmediato. Sin embargo, estos números, aunque impactantes, no reflejan necesariamente una tendencia generalizada en el mercado laboral vinculada a la inteligencia artificial.
La empresa, con una plantilla global que supera los 900.000 empleados solo en Estados Unidos, enfrenta un contexto global complejo y por esa razón los despidos son solo una parte de un cuadro multifactorial.
Las áreas que se vieron afectadas por la reducción en Amazon son logística, pagos y servicios web, entre otros. Puestos de trabajo de oficina, áreas en las que en mayor medida la IA facilita la automatización de procesos repetitivos para optimizar recursos y reducir costos. Sin embargo en este caso se juegan más variables.
Los despidos de Amazon responden a un escenario económico global marcado por tensiones comerciales y presiones financieras. La guerra comercial entre Estados Unidos y China, con sus respectivos aranceles, ha generado incertidumbre y complicaciones económicas para empresas globales como Amazon. En este marco, los recortes de personal pueden interpretarse también como una estrategia para demostrar a los inversores y a Wall Street la capacidad de ajustar costos y mantener la rentabilidad en un entorno volátil.
La escala de Amazon es otro elemento clave para entender la magnitud de estos despidos. Con casi un millón de empleados en Estados Unidos, la reducción de 20.000 puestos representa apenas el 2% de su fuerza laboral (por debajo del 3 por ciento de puestos a automatizar que la OIT proyecta para los próximos años). Esta proporción relativiza el impacto y cuestiona la narrativa que presenta los recortes como un fenómeno masivo o representativo de una crisis laboral más amplia. La empresa sigue siendo uno de los mayores empleadores del mundo, y sus ajustes responden más a dinámicas internas que a un cambio estructural en el mercado de trabajo.
El verdadero desafío para los trabajadores no radica en competir con la inteligencia artificial, sino en adaptarse a un entorno donde la tecnología complementa —y no necesariamente reemplaza— sus funciones. Expertos coinciden en que el futuro laboral exige el desarrollo de habilidades que permitan colaborar con herramientas automatizadas, desde el análisis de datos hasta la gestión de sistemas complejos. La IA, en su estado actual, no está diseñada para operar de manera autónoma, sino para potenciar la productividad humana.
La IA sigue siendo por ahora una herramienta en desarrollo, con limitaciones para reemplazar roles de manera segura y definitiva.
Amazon ha argumentado que, junto a la eliminación de roles tradicionales, la automatización y la IA están impulsando la creación de nuevos tipos de empleo. Estos puestos, vinculados a la gestión de tecnologías emergentes, requieren perfiles especializados y abren oportunidades en áreas antes inexploradas. La transformación digital, lejos de ser una amenaza, podría convertirse en un motor de innovación laboral, siempre que los trabajadores estén preparados para asumir los cambios.
Los despidos en Amazon, en definitiva, son el resultado de una combinación de factores: la búsqueda de eficiencia a través de la IA, las presiones económicas globales y la necesidad de adaptarse a un mercado en constante evolución. Reducir el análisis a un único elemento, como la inteligencia artificial, simplifica un panorama que es, en realidad, mucho más complejo.
La información surge de la columna de Sebastián Di Domenica en Canal E:
https://youtu.be/MC0tIRlEQgo?si=BrQiv3GlIl7TOJXt
